Historietes per a no dormir, o per a gitarse més tard per lo menos (II)

La noche de las Ánimas (del puerto)

SEGONA PART

Perdido en mis más eróticos y hondos pensamientos al haber asistido a tan apocalíptico panorama, por fin, llegó la mañana. Despuntó el alba mostrando un rojiso violetero asqueroso, cambiante, caprichoso e de muy mal gusto. El aire denso y enraresido empezó a adentrarse por todos los rincones de los bellos y ancestrales empedrados cabañaleros. Y digo empedrados, porque había más descampados con jeringas y gorrillas, que muros levantados. Era un hedor extraño. Era un tufo inusitado. Era una olor a chocho-parrús que tiraba de cuatro.

Vista parsial del chabolar del cabanyal al atardeser

Vista parsial del chabolar del cabanyal al atardeser

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Historietes per a no dormir, o per a gitarse més tard per lo menos

La noche de las Ánimas (del puerto)

PRIMERA PART

Era un día sombrío, (estava tot a fosques, vamos) día de otoño. Bueno, de otoño… tenía solo el nombre, porque hasía más calor, que en un puticlubs del Congo (y que los congoleños ma perdonen). Era lo que se sol dir, un día cagao. Calores fatuos propios de la era post-glacial y el cambio del clima climático. A causa de la cresida de los mares y las derivas continentales, una masa oceánica se había adentrado varias millas tierra adentro. Los pecios de naves naufragadas se arremolinaban frente al ahora fictisio litoral. Los restos de un barco de Transmediterránea, se había convertido en una urbanización de pisos patera de lujo para marineros sense faena.

barco de chanquete

El Gran Monument de Chanquete a la libertad, anegado parsialmente por las masas oceánicas que cubrían tota la Vilanova del Grau

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