Historietes per a no dormir, o per a gitarse més tard per lo menos (II)

La noche de las Ánimas (del puerto)

SEGONA PART

Perdido en mis más eróticos y hondos pensamientos al haber asistido a tan apocalíptico panorama, por fin, llegó la mañana. Despuntó el alba mostrando un rojiso violetero asqueroso, cambiante, caprichoso e de muy mal gusto. El aire denso y enraresido empezó a adentrarse por todos los rincones de los bellos y ancestrales empedrados cabañaleros. Y digo empedrados, porque había más descampados con jeringas y gorrillas, que muros levantados. Era un hedor extraño. Era un tufo inusitado. Era una olor a chocho-parrús que tiraba de cuatro.

Vista parsial del chabolar del cabanyal al atardeser

Vista parsial del chabolar del cabanyal al atardeser

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